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Reseña: Storm Corrosion, la complejidad de dos genios musicales.


Tiempo me faltaba, pero las ganas siempre estuvieron ahí (sin albur). La verdad es que, los súpergrupos se han hecho cada vez más usuales, y muchas veces, estos súpergrupos ponen las expectativas por los cielos, y cuando por fin podemos escuchar el resultado, no siempre nos parece que el trabajo haya estado a la altura de lo que esperábamos obtener.

 Sin embargo, cuando nombres como Steven Wilson y Mikael Akërfeldt se mencionan en una sola frase, es casi imposible no parar el oído y sacarse la cerilla para poder escuchar con cuidado lo que se va a decir de ellos.

Estos dos grandes del progresivo de nuestra época, vienen trabajando juntos desde hace ya unos años. Tal vez no habían trabajado en un álbum como tal, pero Wilson había unido fuerzas para producir y grabar algunos de los proyectos de Akërfeldt… y bueno, al final, después de varios años de espera, por fin el tan esperado trabajo del inglés y el sueco llegó, y llegó con el nombre de “Storm Corrosion”.

 Sin embargo, para poder entender, o al menos, para saber qué esperar de Storm Corrosion era necesario haber tenido un acercamiento a los trabajos previos y más recientes de ambos artistas:

 

HERITAGE

Da click en la imagen para escuchar «Heritage» en Grooveshark

Portada «Heritage»

 

El más reciente álbum de Mikael y los dioses suecos de Opeth. Un disco que ha dividido opiniones entre la comunidad metalera y por supuesto, entre los fans de la banda. Su peculiar giro en el estilo y el sonido de la banda no parece haber dejado del todo contentos a muchos fans, quienes esperaban encontrar en “Heritage” una continuación de la fabulosa fórmula del estilo de los suecos: metal progresivo, intercalado con gruñidos y sonidos guturales, cortesía de la voz de Akërfeldt.

A otros más, el giro acústico, que remonta a los gustos de Mikael por el rock progresivo clásico y los sonidos setenteros , les pareció un excelente paso para continuar con la carrera de una las bandas más completas (en mi opinión) de los últimos años.

 

A mi en lo personal, el disco me ha paracido una épica demostración de la creatividad y el increíble talento que Mikael, y por supuesto, los integrantes de la banda, tienen. Me encantó todo de este álbum, desde la forma en que abre, hasta la última canción. Un disco que no tiene desperdicio por ningún lado y que a pesar de mostrar un lado diferente de los suecos, sigue manteniendo la complejidad de sus composiciones en la guitarra, batería, bajo y teclados. Incluso conseguí la versión especial del álbum, que además de traer canciones bonus, también incluía un interesante documental de cómo se realizó la placa y de las impresiones de cada uno de los integrantes de Opeth sobre su nuevo trabajo.

Yo soy de esas que disfruta cada disco de Opeth. Cada disco es distinto y tienen sus puntos altos, pero Heritage tiene un lugar especial en mis oídos por ser un disco en el que arriesgaron muchas cosas, para sorprender y darle a entender a muchos que Opeth hace música, en toda la extensión de la palabra. No se encasillan en ser una banda de metal, sus influencias son muchas y sus gustos muy variados, por lo que mostrar su capacidad para salirse de la fórmula e ir más allá de lo que se esperaba de ellos, es algo que se debe de apreciar.

 

GRACE FOR DROWNING

Haz click en la imagen para escuchar «Grace for drowning» en Grooveshark

 

Por su parte, el genio detrás de Porcupine Tree había sido casi canonizado por su segundo disco en solitario: “Grace for drowning”.

80 minutos de música delicada, atmosférica y compleja. Un monstruo que dejaba más que claro porque Wilson es considerado uno de los grandes genios dentro de la música rock contemporánea.

El disco fue dividido en 2, 40 minutos de música reflexiva, difícil de digerir de una sola escuchada, y que utilizaba ritmos acústicos, pasajes hermosos de piano, momentos de jazz y atmósferas oscuras por momentos. Steven hizo probablemente uno de los discos más experimentales y complejos del año pasado y no se podía esperar mucho menos de un personaje como lo es éste músico.

 

Y… ¿QUÉ ONDA CON STORM CORROSION?

 Una vez que escuchabas ambos discos y después de seguir algunas de las entrevistas que ambos artistas habían dado a medios especializados, se podía ver, más o menos, el giro que seguiría el trabajo de ambos, además de que Mikael, literalmente dijo que dentro del sonido que estaban creando juntos había una gran influencia de sus proyectores anteriores y que era casi imposible no pensar que así fuera.

 En algún blog leí que, lo “malo” de Storm Corrosion había sido el elemento de la falta de sorpresa. A esto, sólo puedo decir que, a pesar de que ya habíamos tenido previews de cómo sonaría el dúo, no se le puede quitar el crédito al majestuoso trabajo que estos dos hombres realizaron.

 No es noticia nueva que tanto el músico inglés como el sueco son grandes amigos con algo en común: el amor por la colección de vinilos de todos los géneros, pero sobretodo, la obsesión que tienen con el rock progresivo. Storm Corrosion es el reflejo del amor de estos dos músicos por este género y se puede percibir en cada detalle: desde la portada del álbum, que nos lleva a recordar el arte de las portadas de muchas bandas sesenteras y setenteras.

 

El primer álbum de este dueto está plagado de elementos atmosféricos, difíciles de digerir y que te obligan a sentarte a disfrutar cada una de las canciones sólo así, por el mero hecho de sentarse a escuchar un disco, como en aquéllos tiempos en donde tu vida era más simple y tenías el tiempo para hacerlo.

  •  El disco abre con el que es también el primer sencillo: “Drag Ropes”, una canción que se extiende por 9:52 minutos y que comienza con una atmósfera tétrica, oscura y misteriosa, en donde la voz de Mikael es el encargado de introducirnos a unos teclados y sintetizadores que van creciendo para aumentar la tensión de nuestras escenas mentales. Una canción que aprovecha la fuerza de las atmósferas tan bellamente logradas por los teclados. Paisajes oníricos que navegan en esa pequeña línea entre un sueño que comienza a ponerse demasiado extraño y la puerta de entrada a nuestra peor pesadilla. Casi al final de la canción, los coros que combinan las voces de ambos músicos se mezclan para terminar de inflar la canción a un nivel de tensión total, gracias al trabajo de batería y percusiones. Increíble canción, que además está acompañada de un vídeo igual de increíble y misterioso, muy al estilo de Tim Burton en sus inicios.
  •  La segunda canción del disco es la que la da título al trabajo: “Storm Corrosion” nos da la bienvenida con una guitarra acústica que suena delicada, mágica y poderosa, en lo que parece ser una “simple” melodía. La voz de Wilson es la que va a llevar el protagonismo durante los 10 minutos de canción. Una canción en donde parece que no pasa nada, pero pasa todo, llevándonos por pasajes de meditación, nostalgia y que envuelven nuestra alma de una calma que desearíamos fuera eterna. Poco a poco, los punteos de guitarra llegan a engrandecer aún más esta hermosa obra, que parecen tener toda la complejidad de los dedos de Akërfeldt. Hacía el último cuarto de la canción, la músca es adornada con sonidos tenebrosos y sombríos, que crean una atmósfera pesada y capaz de provocar tensión, para luego regresar a la calma a través de los arpegios de la guitarra y terminar la canción de una manera similar a la que comenzó. 

    Imagen del video de Drag Ropes

  •  “Hag” es la tercera canción del disco, y llega con el sonido de la guitarra, notas de un teclado delicado y la voz de Wilson que suena lejana, etérea, como la voz de alguien que nos llama mientras nosotros dormimos. La canción va creciendo con la atmósfera de los teclados y sus sonidos espectrales. Los cambios de ritmo y tonalidades llegan de la mano del piano de Wilson, y van creciendo hasta convertirse en un paisaje sonoro desconocido, en donde nos llevan a través de la oscuridad, sin saber que hay a nuestro alrededor hasta llegar a un punto culminante en donde la batería comienza a sonar fuerte, arrebatadora y que al fusionarse con el teclado, las escenas se hacen aterradoras. Los cambios de texturas musicales están en cada zona de la canción, tal y como nos tienen acostumbrados ambos músicos en sus respectivas bandas.

 

  • La cuarta canción del álbum es “Happy”, una canción que por momentos recuerda al incio de una canción del disco Heritage, por el sonido de la guitarra acústica, muy al estilo de Mikael, pero acompañado por la voz de Wilson, que en combinación con la de Akërfeldt le dan una increíble fuerza a las sensaciones transmitidas. Los teclados, la guitarra y un sonido que parece ser de un bajo, marcan el paso a un pequeño silencio y la llegada de un nuevo cambio en la atmósfera de la canción. Una canción inmensa, que es aderezada con sonidos angustiosos de una distorsión que nunca logramos entender de donde proviene para luego cerrar en un silencio incómodo que nos deja con la sensación de un corte abrupto.

 

  • “Lock Howl”, comienza con un gran ritmo en donde podemos escuchar que en verdad la influencia de Heritage llegó y caló muy profundamente en la creación de esta quinta canción. Canción que se desenvuelve con la genial complejidad del sonido acústico de las guitarras de Akërfeldt y que va creciendo, agregando más y más elementos, hasta convertirla en una canción llenas de tantas capas como una cebolla. Una canción totalmente instrumental y que después de un momentáneo detenimiento crece gigantesca apoyada por el sonido de los teclados y sintetizadores setenteros.

 

  •  La sexta y última canción del disco, lleva por título “Ljudet Innan”, abre con la voz de Mikael, traída por oleadas de viento onírico y acentúada con cada una de las notas de los teclados. Una canción en donde la tensión proyectada en las otras 5 canciones del disco, desaparece un poco, dando un respiro a tanta atmósfera siniestra rondando en nuestros oídos y da paso a una sensación de un sueño placentero. Una canción para relajarse y terminar de disfrutar lo que estos músicos nos retaron a escuchar durante los minutos pasados.

 Hay que concluir diciendo que, Storm Corrosion no hizo un disco para nadie, más que para ellos mismos, llevándonos por paisajes retadores. No es un disco para cualquiera, sobretodo en estos tiempos donde la mayor parte de la música se hace para comerse y digerirse de un solo bocado. Estamos ante un disco que nos reta a escucharlo detenidamente, a analizarlo y a darnos cuenta de que con cada escucha se va haciendo más y más complejo. Es también un disco para disfrutar individualmente. No me parece que la experiencia se haya hecho para ser compartida, sino todo lo contrario, debe ser una escucha muy privada en donde no puedes terminar perdiéndote en lo superficial de su sonido y pensar que es un disco largo y aburrido. 

 De una forma u otra, al escuchar a Storm Corrosion me siento como aquéllos vírgenes incautos, que escucharon por primera vez obras maestras del rock progresivo sin lograr entender del todo que es lo que se les estaba ofreciendo a degustar.

No sé cual es mi veredicto sobre quién está más presente en las canciones: por momentos me parece que el disco es más similar a “Grace for drowning” y por otros, me parece que el coqueteo descarado con Heritage es demasiado obvio. Aunque, tal vez, Storm Corrosion es sólo el perfecto equilibrio entre el genio de Wilson y la poderosa mente creativa de Akërfeldt.

Da click aquí para escuchar a «Storm Corrosion» en Grooveshark